Huasahuasi, un paisaje hermoso, pero también testigo del olvido y la indiferencia. En lo alto de esta sierra, a más de 3000 metros de altura, encontramos a Matilde, una abuelita de 70 años que sobrevive en total soledad.

Su hogar es una pequeña casa de adobe, sin acceso a agua potable ni servicios básicos. Sus días transcurren entre el frío y el hambre, sin nadie que la visite, sin nadie que se preocupe por ella.

El abandono de nuestros mayores es una herida abierta en nuestra sociedad. Muchos, como Matilde, dedicaron su vida al trabajo, a la familia, a la comunidad. Pero hoy, en la vejez, son relegados, olvidados, condenados a una existencia precaria.

Es urgente que abramos los ojos y actuemos. No podemos permitir que nuestros ancianos sufran en silencio. Pequeñas acciones pueden hacer la diferencia: una visita, un abrigo, un plato de comida.

Matilde es solo una de muchas. Es hora de alzar la voz y hacer justicia por nuestros mayores. ¡Sumemos esfuerzos y cambiemos su historia!