En una tarde común, conocimos a Juan (84 años) y Lucila (86 años), dos abuelitos cuya tristeza era evidente. Decidimos acercarnos, llevando con nosotros un pequeño regalo y muchas ganas de sacarles una sonrisa. Su alegría al recibirnos fue indescriptible, recordándonos que, a veces, los gestos más pequeños tienen el mayor impacto.
Historias como la de Juan y Lucila son un reflejo de la realidad que enfrentan muchos adultos mayores en nuestra sociedad: soledad, olvido y necesidades básicas insatisfechas. En Agape Hand, trabajamos para cambiar esto, llevando amor, esperanza y apoyo a quienes más lo necesitan.
Te invitamos a unirte a nuestra misión. Con tu ayuda, podemos transformar la vida de muchos abuelitos y construir un mundo más solidario. Porque este es un camino que todos recorreremos, y el amor siempre deja huella.